Marmolejo: El último de los Seismiles

Campamento 2, 4.290 mts., Marmolejo al fondo.

El último de los Seismiles

El Nevado Marmolejo se ubica en los Andes centrales, justo donde termina Santiago, a un costado de su vecino San José —volcán cabecera del Cajón del Maipo—, y se eleva, con sus 6.108 mts, como la última montaña del mundo que supera la mítica barrera de los 6 mil metros sobre el nivel del mar en esta latitud. Más al sur, ninguna supera los 5.999 mts.

Así es. Ni lo imponentes Himalayas o Karakorum albergan alturas por debajo de esa latitud, conviertiéndola así en una montaña muy atractiva gracias a este especial valor agregado, siendo muy apetecida por extranjeros.

Extenso como no se imaginan, frío, de faldeos pedregosos y lomas cargadas de nieve y hielo en lo alto, este macizo (no volcán como se suele afirmar), es un hermoso desafío para quienes buscan pisar por vez primera cotas seismileras, todo un reto para quien se considere un montañero fuerte. Y para quienes buscan seguir extendiendo su palmarés sobre estas marcas.

Cumbre Marmolejo, 6.108 mts.

No es trivial subir este seismil. O cualquier otro. Por algo muchos europeos que se peinan en montañas técnicas (o que involucre el uso de cuerda para asegurar pasos complicados), vienen a Chile y “rebotan” porque se apunan no más arman el segundo campamento. Y no es falta de fortaleza —en absoluto—, sino que están habituados a alturas bastante menores, considerando que el Mont Blanc, con sus 4.805 mts., es la mayor cumbre que pueden acceder por esas latitudes.

Para nosotros —en Chile al menos—, acceder a esa altura o menores o no reviste mayor problema. Claro que también hay tremendos montañeros con muchísimas condiciones que invariablemente tienen “techo” y tras alcanzar cierta altura, derechamente sufren lo indecible y terminan alivianando el estómago del desayuno o la comida más reciente; la altura puede pasar la cuenta.

El Marmolejo es de esas montañas que para algunas personas genera una gran alegría por haber logrado su cima y no sólo por lo hermosa que resulta ser, sino porque es tan extenuante su ascenso que tranquiliza el hecho que no hay que volver al menos por un buen tiempo, pero aún así hay quienes gustan ¡repetirse el plato!

Los ascensos más habituales transcurren por dos opciones: Embalse del Yeso o Valle de la Engorda, siendo este último el más usual, principalmente por la facilidad para encontrar arrieros que puedan transportar la carga hasta el campamento uno al menos.

Cruce de glaciar en el día de cumbre. Esta masa de hielo ha retrocedido dramáticamente los últimos años.

Volviendo al cerro, el ascenso por este valle en dirección al Estero Marmolejo, supone una dura aproximación de más de 20 kms., donde se deben cruzar esteros, ríos, caminar entre rocas, superar unas poco amistosas morrenas, etc., para recién llegar al primer campamento. Hace ya varios años vi a unos italianos en el base “aclimatando” (llevaban, entre otras cosas, 2 cajas de botellas de buen vino chileno). Y creo que hicieron cumbre. Notable.

Los días venideros son más breves, pero se comienza a ganar altura significativamente y comienza a hacerse sentir las bajas temperaturas (¡qué cerro más helado!). Una vez sobre las largas y suaves laderas, las vistas de la imponente cordillera central dejan de lado por un instante lo fatigoso del ascenso. Hay montañas para deleitarse y los glaciares y neveros que caen a lo lejos hacen un momento olvidar, dada su grandeza, que están retrocediendo a velocidades insospechadas, para luego dar paso a una gran pena tras admitir la realidad.

La cumbre es sólo el pretexto para poder asistir a montañas que entregan momentos tan inolvidables como el Marmolejo. Es pesada, cansadora, fría y larga, pero bien vale la pena volver. He vuelto, varias veces, y espero seguir haciéndolo.

Fotos y texto: Adolfo Dell´Orto S.

Campamento alto, 4.890 mts.

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